Cetáceos

Hay que titular así el artículo ya que es el objetivo de la excursión realizada esta mañana. Una ruta marina para ver cetáceos en su habitat natural. Nosotros, animales terrestres, abandonamos nuestro medio y pretendemos observar a unos animales salvajes para los que el mar es su casa. La conclusión que he sacado es que, como casi siempre, pecamos de vanidad. Nosotros no "avistamos" cetáceos. Son ellos los que nos vigilan, controlan nuestra ruta y calculan nuestras intenciones. En base a esa observación y a sus propias circunstancias deciden si se dejan ver o no. Siento decepcionar al que no lo haya percibido así. Los especímenes humanos que viajamos en un barco con la fe puesta en que vamos a observar delfines, somos realmente los sujetos pasivos en esta actividad.

Para nosotros, el mar es más o menos esto:


Un medio inmesamente grande (inabarcable más bien), frío, profundo, misterioso e incompatible con nuestra evolución como especie. Exactamente lo contrario que para los cetáceos. Aunque no lo percibamos, nuestra forma de movernos por él es muy tosca. La podríamos comparar con la excursión de unos delfines por el campo,  metidos todos en una enorme bañera con ruedas.

Agradezco a Kutxabank la financiación de este evento y a la Fundación Lurgaia la organización del mismo. Muy interesantes las explicaciones recibidas, el acompañamiento permanente y la atención puesta en la observación.

Partimos de Bermeo. No tengo claro que sea una ciudad con puerto o un puerto alrededor del que ha crecido una ciudad. Lo evidente es que todo en Bermeo se orienta hacia el norte, al Cantábrico. Pocos miran hacia la montaña y, los que lo hacen, tienen siempre un gesto extraño.


En tierra se nos explica cómo se va a desarrollar la ruta. Se nos dan cuatro datos sobre cetáceos (además de un pequeño folleto), algunas instrucciones de cómo nos debemos mover por el barco, a qué tenemos que estar atentos y, a las 10 en punto de la mañana, embarcamos.


El barco es un catamarán dotado de un motor potente. Con mar calmada y a toda máquina, vamos poniendo rápidamente millas de distancia con la línea de costa.


Los que no conocemos este medio, nos desorientamos enseguida. En la primera parte del recorrido, como nos han dicho que el barco va a navegar con rumbo norte, La Gaviota nos acompaña por estribor señalando el este.


En la plataforma que lleva el barco sobre el puente viajan algunos miembros de la Fundación Lurgaia. Uniformados y con prismáticos parecen una fuerza de choque. No os dejéis engañar. Son trucos del fotógrafo. Un plano contrapicado tomado con teleobjetivo impresiona mucho. Bastante más que la sensación que se tiene a simple vista.


Estaréis ya un poco moscas con el desarrollo del artículo ¿Pero esto no iba de cetáceos? Tranquilos, ahora vienen. Voy retrasando su entrada en escena porque, en lo que a avistamientos se refiere, no ha sido un gran día.

Hemos  podido ver algunos zifios (muy de lejos).


Según nos han contado son muy tímidos y los barcos no les hacen mucha gracia. Podemos considerar por tanto que, con esta especie, sí hemos tenido bastante suerte.


El problema de hoy ha sido que delfines más descarados (como los mulares que van a continuación)  no estaban por la labor de venir a curiosear junto a nuestro barco.


Hemos podido ver una colonia bastante numerosa pero había entre ellos muchas crías y eso hace muy recelosas a las madres.


Con esto nos hemos tenido que conformar. Fotos muy lejanas y casi todas de aletas.



La experiencia me ha gustado y las posibilidades fotográficas de estas excursiones intuyo que son muy grandes. No renuncio a repetir. De hecho me ofrezco como fotógrafo voluntario a la Fundación Lurgaia o a cualquier otra que esté dispuesta a embarcarme cuando salga a avistar.

Se termina la ruta. Nos hemos alejado aproximadamente 13 millas de la costa y hay que volver ya. Rumbo sur ahora y también con buena velocidad. Deslizándonos sobre un mar más calmado todavía que cuando salimos.


El sol quema pero la brisa del mar suaviza la temperatura y el ambiente es muy agradable. En la proa, Javi Franco (uno de los miembros de Lurgaia) nos habla de cetáceos y naturaleza. La vuelta se nos hace muy corta.


Ya hemos llegado. La sirena del puerto de Bermeo, en permanente vigilancia, nos recibe. Es curioso, su expresión parece diferente a la que tenía cuando partimos hace cuatro horas.



4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Tienes que ver un poco más la tele Asier. Así llegarás a mis artículos con el morbo ya templado :-)
      Solo dos personas lo pasaron mal. Los demás íbamos bien chutados de biodramina. A saber que hubiera sido de nosotros sin ella.

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  2. Bonita excursión y buen día para el navego-paseo por lo que se ve.

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    1. La verdad es que sí. El caso es que en tierra hacía un calor asfixiante y en mar abierto se estaba bien con manga larga (y crema solar). Supongo que con un día frío habrá que salir bien forrado si no quieres volver tieso.

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