Cuando decidí el título para este artículo me sonó a algo que ya había oído alguna vez. Un día, pensando en otra cosa, ese recuerdo tomó forma:
I'm an alien, I'm a legal alien, I'm an englishman in New York.
Es el estribillo de un antiguo tema de Sting. El inglés no es lo mío pero una frase como esta, tan sencilla, tan directa y que suena tan bien, debió quedarse prendida en algún rincón de mi memoria. Acabo de ver un videoclip que se montó para esta canción. La estética es similar a la que seguí cuando procese estas fotografías hace más de un mes. Podéis pinchar aquí para verlo o lo podéis dejar en segundo plano (como banda sonora) del artículo. Parece que también existe un código no escrito sobre cómo se muestran ciertos sentimientos.
Vitoria, 12 de Abril, Martes. Un asunto personal me trae a esta ciudad que no es la mía. Me pido un día libre y aprovecho para hacer turismo. En casi todo lo que no es trabajo me acompaño de mi cámara y, para esta situación, con más razón.
El cielo está nublado. El día se presenta frío y desapacible. A mí me acompaña desde el principio una sensación extraña de provisionalidad. Un martes de Abril yo debería estar trabajando. No tengo que hacerlo pero tampoco estoy de vacaciones. A Vitoria puedo llegar en 45 minutos y de hecho alguna que otra vez lo he hecho por motivos de trabajo, pero hoy no estoy aquí por eso. Resumiendo, no me puedo despegar en todo el día de sentirme un intruso. A legal alien. A barakaldesman in Vitoria.
Los encuadres elegidos, la selección que hago de las fotos para ser procesadas y el procesado mismo no hacen más que manifestar este estado de ánimo. Y lo curioso es que yo no he sido consciente de ello hasta que un amigo me lo ha comentado.
Fijaos en las fotos en las que aparecen personas. De diferentes maneras, todas están incómodas. O se están yendo, o han sido desplazadas a las esquinas, o miran fuera del encuadre, o son figuras desdibujadas por la velocidad del obturador. Avatares todos de mí mismo.
Vitoria, 12 de Abril, Martes. Un asunto personal me trae a esta ciudad que no es la mía. Me pido un día libre y aprovecho para hacer turismo. En casi todo lo que no es trabajo me acompaño de mi cámara y, para esta situación, con más razón.
El cielo está nublado. El día se presenta frío y desapacible. A mí me acompaña desde el principio una sensación extraña de provisionalidad. Un martes de Abril yo debería estar trabajando. No tengo que hacerlo pero tampoco estoy de vacaciones. A Vitoria puedo llegar en 45 minutos y de hecho alguna que otra vez lo he hecho por motivos de trabajo, pero hoy no estoy aquí por eso. Resumiendo, no me puedo despegar en todo el día de sentirme un intruso. A legal alien. A barakaldesman in Vitoria.
Los encuadres elegidos, la selección que hago de las fotos para ser procesadas y el procesado mismo no hacen más que manifestar este estado de ánimo. Y lo curioso es que yo no he sido consciente de ello hasta que un amigo me lo ha comentado.
Fijaos en las fotos en las que aparecen personas. De diferentes maneras, todas están incómodas. O se están yendo, o han sido desplazadas a las esquinas, o miran fuera del encuadre, o son figuras desdibujadas por la velocidad del obturador. Avatares todos de mí mismo.
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