Al Gorbea en el fin de año

Para que el nivel de los artículos de este año recien empezado sea bueno hay que poner alto el listón desde el principio. No tengo punto más alto en mi provincia que la cumbre del Gorbea así que a esta montaña se lo dedico.


No voy a decir que subir al Gorbea era uno de mis grandes sueños pero sí que era al menos uno de los pequeñitos. Han tenido que pasar 52 años para realizarlo y me siento ahora muy satisfecho. La vida corre muy rápido y es conveniente no dejar por pereza estos pequeños deseos porque, cuando te das cuenta, cualquier imprevisto te los prohíbe para siempre.
Así que, un poco a lo tonto, sin un plan perfectamente establecido, el día 30 de Diciembre de 2012, mi mujer y yo nos hicimos por la mañana esa fatídica pregunta tan de vascos: ¿A que no hay? Hay que elegir muy bien qué estás decidiendo porque una vez que te haces la pregunta ya no hay vuelta atrás. Lo vas a hacer pase lo que pase.


En este caso tuvimos mucha suerte porque contamos con uno de esos días esplendidos de invierno. Algo de viento y frío en la cumbre pero nada que ver con las condiciones que se pueden llegar a tener ahí arriba (he visto algunas fotos de la cruz con carámbanos horizontales que dan miedo).

Parece que la tradición promueve subir al Gorbea el último o el primer día del año pero, como cada vez somos más europeos y no nos gusta dejarlo todo para el final, el 30 de Diciembre también está bien. Gente no faltaba precisamente.


Otra tradición (no está muy claro de dónde viene) es descorchar estos días en la cumbre una botella de champán, cava, agua de Bilbao o similar. La subida es durilla y hacerla cargando con el peso de una de esas botellas me resulta bastante absurdo pero ya se sabe, si lo manda la tradición... El caso es que vimos brindando a muchos grupos. Algunos se subieron hasta las copas de cristal.


Entre tanta gente y aún siendo todo lo cómodas que pueden ser las condiciones para la subida (no había hielo y el terreno estaba bastante seco) es normal que se produzcan accidentes leves como torceduras de tobillo. No sé cómo llegó a realizar un rescate este helicóptero pero estuvo un rato buscando el mejor lugar para hacerlo.


Esto de la montaña tiene su punto adictivo. Cuando te vas acostumbrando a que el terreno se incline hacia arriba y al esfuerzo que eso supone, empiezas a disfrutar cada vez más de la belleza de los espacios abiertos.


Dejar correr la mirada hacia el horizonte a través de valles y líneas de montañas es algo muy especial. Es diferente a la emoción que provoca la visión del mar. Nos pone en nuestro sitio, relaja y aporta equilibrio.


Por eso, voy a terminar con una panorámca desde la cumbre del Gorbea. No es una esférica (no subí con los artilugios necesarios) pero creo que recoge con bastante fidelidad una parte de la visión desde la cima. Haced un esfuerzo e imaginad la temperatura (el gorro y los guantes no sobraban) y el sonido del viento. Ayudará a poneros en situación. Si no, subid en cuanto tengáis oportunidad. Casi todo el mundo puede y es muy barato para lo mucho que se consigue.




Ya sabéis, os podéis mover por la panorámica  poniendo el cursor del ratón sobre ella, pulsando el botón izquierdo y moviéndolo (el ratón) en cualquier dirección. Os recomiendo que hagáis eso pero a pantalla completa pinchando antes aquí

La ruta que nosotros seguimos es la más fácil de todas las posibles. Es esta. Aunque la alargamos un poco porque dejamos el coche casi dos kilómetros más abajo de Pagomakurre. Como no somos grandes montañeros nos llevó aproximadamente 6 horas.

6 comentarios:

  1. Pues me alegro mucho de que cumplieras esta cosilla pendiente y de que te estes enganchando al monte :-)


    Ahora que somos unos cuantos habra que preparar alguna escapadita no?

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    1. Por mí encantado. Pero en esto me dejo llevar por vosotros los expertos.

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  2. Ya veo que vas poco a poco disfrutando del monte. Si que es un poco adictivo si además unes dos de tus mejores aficiones.

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    1. Te digo lo mismo que a Asier Juan. Preparad alguna salida los expertos. Hacedlo con cuidado y pensad en las limitaciones ajenas :-)
      Respecto a lo de las dos aficiones se hace lo que se puede pero ya empiezo a ver ciertas incompatibilidades en cuanto a practicar las dos de forma intensiva y al mismo tiempo.

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    2. Setas setas, Rolex rolex. Son dos aficiones distintas y aunque se puedan compaginar, a poco que quieras hacer algo curioso, en el mejor de los casos una de las dos saldra perdiendo. (Teniendo esto presente no hay problema.
      Majo el reportaje JC. ;)

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    3. A eso me refería, no se puede hacer monte de forma intensiva y cargar con un equipo muy pesado o pararse todo el tiempo necesario para conseguir un trabajo fotográfico meticuloso. Pero hay también un aspecto complementario en estas dos actividades. La mirada del que hace fotos es más intensa también en los espacios abiertos. Al menos la mía lo es ahora más de lo que lo era hace unos años.
      Celebro que te guste el reportaje Jesus.

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