¿Es llegar lo importante?

Depende. Como siempre.

Si te pagan por unos resultados es evidente que tienes que llegar a conseguirlos. Si puedes disfrutar durante el proceso, mucho mejor.
Si haces algo porque te apetece, también es bueno ponerse objetivos. Y cumplirlos. Pero, en lo que  haces por afición, es obligatorio disfrutar durante el proceso. Es más, si el objetivo no te permite disfrutar durante el recorrido, es evidente que has cometido un error eligiendo la meta.
Esta reflexión tiene que ver con el paseo montañero realizado el domingo pasado. El objetivo era subir al Serantes. Una montaña facilita en Santurtzi que como toda montaña, por asequible que sea, tiene algunas pendientes que te hacen sudar. Aún eligiendo la ruta típica, la cima tiene premio doble. La satisfacción de llegar y las vistas de las que disfrutas en lo más alto. 


Serantes in España
Sin embargo, en este artículo voy a poner el acento en el "durante". En los detalles con los que puedes disfrutar mientras caminas.


En los 15 minutos de espera en la estación de metro un domingo por la mañana. Los que te permiten tomar una foto imposible en los "otros" días. En los que vas sin tiempo, vas sin cámara o vas sin ganas.
 

En esa flor plantada en un jardín de la periferia de Santurtzi, perfilada sobre una fachada recién pintada. La que te recuerda a una ilustración de un antiguo manual de botánica.

En un hierro oxidado cumpliendo una función de contención en un talud. Viéndolo entiendes que se traten de reproducir sus colores y sus texturas en algunas obras de arte.







En los animales con los que te cruzas.
 
Todos acostumbrados a nuestra presencia y diciéndote al mismo tiempo: ¡Cuidado! Te puedes acercar pero soy yo el que decide cuánto.




En un cielo azul de invierno entreverado de nubes deshiladas,...


...estupendo lienzo sobre el que dibujar nuestra capacidad tecnológica y transformadora.

En lo que se abandona. Lo que, con el paso del tiempo, adquiere esa condición de vigilante mágico y perpetuo.





En ese breve momento en el que las nubes se espesan y nos permiten mirar de frente al sol.

En el esfuerzo físico. Gratificante cuando tus hábitos de la semana son sedentarios.


En la comparación con lo grande y viejo (la tierra, las montañas, el mar). Siendo así conscientes de nuestra condición de pequeños y efímeros. Compensando un poco la prepotencia con la que nos conducimos habitualmente como individuos y como especie.





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