De flor en flor

Cual mariposa para los que no me toman en serio y como abejorro para los que mi sola presencia les resulta molesta. Saludos a todos. Sobre todo a mis seguidores fieles. Os invito a volar de foto en foto por este pequeño recorrido primaveral.


Del invierno gris con su permanente invitación a la reclusión solo me queda algún retal de memoria confuso. La primavera acudió hace ya tiempo  puntual a su cita. Como cada año. Y también como cada año, la explosión de la vida me cogió desprevenido. No me acostumbro. La muerte me entristece. El nacimiento me desconcierta. Tiene que pasar un tiempo para que el desconcierto deje paso a la alegría.
De eso va este artículo. Pretende ser una alegoría de la vida abriéndose paso, compleja y enérgica.


Quiero que adopte la forma de un poema visual. Las flores serán las palabras brillantes, las que suenan bien aún vacías de significado. Es importante que muestren su pureza musical. Que las erres no se oigan contaminadas por las eses o las des. Que las tildes aparezcan rotundas en su lugar.


Coseremos luego esas palabras con puntada firme. El hilo nunca se muestra pero su ausencia se haría mucho más evidente que la mayoría de las presencias.


Combinar y construir. Nuestras palabras empiezan a conocerse y asociarse. Se saludan, se gustan, llenan todo el espacio con su bullicio. Hablan mucho y escuchan poco.


Hasta que encuentran las afinidades y el ritmo. Es entonces cuando juegan con el color, danzan con la luz y llenan el lienzo con armonía. Ya no son solo las palabras, es todo el relato el que suena bien.


Pero quiero más. Quiero que el relato trascienda, que se libere de sus ataduras. Que atraviese los sentidos y la razón. Que se enlace con recuerdos olvidados y los convierta en emoción. La del que recibe y despide cada día sin salir de su asombro


FIN


Hay un poco de experiencia y algo de oficio fotográfico en las fotos que conforman este artículo. Sin ser gran cosa, es bastante más de lo que podía ofrecer hace unos pocos años. Pero, mientras las mostraba, he huido deliberadamente de cualquier referencia a cómo han sido realizadas. No era el momento. Ahora ya puedo confesar que:
  • Están todas tomadas en el precioso Jardín de Botánico de Barakaldo, a unos pocos pasos de donde vivo.
  • Han sido hechas al aire libre y sin arrancar a las "modelos" de la tierra ni modificar su entorno.
  • La aparente desnaturalización con la que pudieran percibirse tiene muy poco que ver con efectos de procesado. Gran parte del secreto consiste en combinar la luz natural (en sus diferentes grados mientras va cayendo la tarde) con la de un flash. Este último se ha disparado siempre en remoto para poder utilizar cualquier ángulo respecto a la cámara y cualquier distancia respecto al objeto.
  • Los decorados son los naturales excepto en dos de ellas en las que, como fondos, se han utilizado sendas cartulinas de color.
Nada de esto es importante y todo lo es un poco. El mundo está ahí para cualquiera y la herramienta fundamental para fotografiarlo es la que se apunta al final: El deseo de asombrase cada día con lo que nos ofrece.

Las fotos pretenden ser visualmente llamativas. Por eso las he subido a un tamaño mayor del que uso habitualmente y mucho mayor que el de la anchura de la columna del artículo (el que estáis viendo hasta ahora). Si pincháis en cualquiera de ellas (y vuestro monitor os lo permite)  las podréis disfrutar mejor.  Pongo estos avisos o recordatorios aquí para premiar solamente al que me lee hasta el final ;-)

4 comentarios:

  1. Juan Carlos,nunca dejarás de sorprenderme.
    Las fotos son preciosas y el texto una delicia.
    Trabajos como este son los que le alegran a uno el día.
    Nunca me cansaré de leer,hasta el final,tus textos(pero si me leí hasta el de las fotos esas de 360 grados......)

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    1. Gracias Chechu. Por animarme a seguir haciendo fotos y escribiendo. A alguien que conozco le he alegrado un día. No hay para mí nada que le pueda dar más valor a lo que hago.

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