Como en casa en ninguna parte

El aforismo con el que titulo este artículo no es un invento mío. Pertenece a ese tipo de frases que, como caen bien, las usamos mucho. Como las usamos mucho, las reconocemos como propiedad colectiva y... todavía las usamos más. Se podría encajar por tanto en el efecto bola de nieve, explosión en cadena, fenómeno viral o progresión geométrica (qué de palabras chulas para nombrar la misma cosa).


Yo lo voy a utilizar para llamar la atención sobre una manera de hacer fotos. Sobre una actitud más bien a la hora de hacerlas. Es, por supuesto, mentira. No es verdad que las mejores fotos son las que se hacen desde tu propia casa pero, exagerar en una dirección, suele ayudar a equilibrar las exageraciones que se producen en la contraria ¿Quién no ha soñado alguna vez con trabajar de fotógrafo para National Geographic? ¿Quién no ha tenido periodos de inquietud pensando que lo que realmente molaría sería poder fotografiar culturas exoticas y paisajes lejanos?



Lo que propongo en este artículo tiene que ver con la humildad y con el esfuerzo
De la humildad hablaré más tarde. Del esfuerzo lo hago ahora porque no quiero que nadie se extravíe pensando que sacar fotos desde su propia casa es una actitud cómoda. A mí, cuando salgo (de vacaciones o a algún evento atractivo), no me cuesta acarrear todo el equipo fotográfico, cuidar de que no se pierda ni se deteriore al aire libre, estar pendiente de que las baterias vayan plenas de carga o seleccionar y procesar cientos de fotografías a la vuelta. Todo eso son minucias cuando la motivación es alta. Sin embargo, solo cambiar de habitación para coger la cámara cuando veo por la ventana de mi casa algo con un poco de interés, me da una pereza tremenda. Si la foto precisa además de trípode es casi  seguro que se va a quedar sin hacer.


La relación de este modo de fotografiar con la humildad puede parecer todavía menos clara pero a mi juicio no lo es. Los fotógrafos tendemos a ser en general bastante arrogantes. Capturamos un trocito de nuestro entorno (ni siquiera eso porque el entorno es algo mucho mas complejo de lo que una foto puede capturar) y ya creemos que nos pertenece, que nuestro entrenado ojo ha sido el gran descubridor de ese momento. Parece como si hubieramos sido sus "creadores". El papel de simples "cronistas" se nos queda pequeño. Perdemos de vista que, de la mayoría de las cosas que suceden a nuestro alrededor, somos meros espectadores y que casi todo lo que pasa va a seguir pasando estemos o no estemos nosotros para verlo (y fotografiarlo). Seamos humildes y hagamos fotos de lo que toca. Si estamos lejos, de lo de lejos. Si estamos en casa, de lo de casa.


Vivo en una ciudad con una presión de los edificios sobre el suelo bastante grande pero tengo la gran suerte de disfrutar de una vista completamente despejada desde mi ventana. Cuando me vine a vivir aquí me pareció algo realmente maravilloso. Luego te vas acostumbrando y no valoras con justicia lo que tienes. Aprecias la luz que entra por las ventanas pero no son muchas las veces que corres las cortinas y disfrutas a fondo del paisaje.


Aunque solo sea por casualidad, se dan a veces circunstancias en las que estás despierto, animado y dispuesto a dejarte seducir por un bellísimo amanecer...


...por un ventoso y espectacular atardecer...


...por un día en el que la niebla emborrona los contornos y llena de misterio el ambiente...

...o por una luz que presagia la futura tormenta.


Una ventana a la calle es también un inmenso laboratorio. A través de ella podras realizar tantos experimentos como tu imaginación te permita diseñar.
Desde un bokeh con formas...


...pasando por largas exposiciones...


...o extraños efectos de zooming (que igual con el tiempo utilizo para crear alguna imagen onírica).


Pero ante todo y sobre todo, una ventana es el asiento desde el que se observa el escenario del mundo. Donde los humanos tomamos la calle para ejercer nuestro derecho a protestar...



...o a festejar.



Donde no todo discurre de forma tranquila.


Desde donde puedes materializar el paso del tiempo.




Y dónde, con un poco de paciencia, puedes también acelerarlo.


Luna sobre Barakaldo from Juan Carlos M. Cancela on Vimeo.

2 comentarios:

  1. La de cosas que se pueden fotografiar desde una misma ventana y lo gratificante que resulta el visionado con el paso del tiempo.
    La pereza es nuestro enemigo, lo que esta claro es que cuando le ganas la batalla se obtiene recompensa. Una entrada muy variada y con muchas técnicas aplicadas, buen trabajo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentarios Jesús.
    Todas juntas parecen bastantes fotos pero en realidad abarcan un periodo de tiempo muy grande (6 o 7 años). Son muy pocas para haber sido tomadas desde la casa donde vivo. De cualquier sitio donde he pasado unas pocas horas puedo tener muchas mas. Somos así. Le quitamos valor a lo que creemos tener asegurado.

    ResponderEliminar