Actrices

Para compensar los sustantivos masculinos que habitualmente se utilizan como genéricos uso aquí el de "actrices". Hasta la palabra me suena muy bien. Quizá porque define una profesión (la escena) en la que las mujeres han conseguido una gran relevancia (a costa, como siempre, de un gran esfuerzo por su parte).


Las fotos que se van a mostrar han sido tomadas durante dos breves visitas a la edición XVI de la Umore Azoka de Leioa. No me puedo resistir. Cada año pienso que ya está bien, que no pasa nada si falto a la cita una temporada y que puedo también acudir a ella como un espectador más y no hacer fotos. Imposible, no tengo voluntad. Llegado el momento, me acerco siempre un rato o dos acompañado (por supuesto) de mi cámara. Todavía no me he arrepentido nunca de hacerlo.

Esta vez he tomado una buena cantidad de fotos de los pocos espectáculos que he podido presenciar. Al final del primero, la compañía se despidió del público saludando personalmente a todo el que se acercó a ellos. Es lo que tiene el teatro de calle, puede ser tan cercano como el público y los actores lo deseen ya que no hay barreras físicas que separen a unos de otros. En ese momento, una actriz me vio con la cámara y me dedicó un rápido posado que milagrosamente fui capaz de recoger en el fotograma. La situación me impresinó tanto que creo decidí en ese fugaz instante dedicar un artículo en mi blog a las Actrices.


Para hacer buenas fotos es conveniente disponer de un buen equipo y de todo el bagaje técnico que seas capaz de manejar. Nunca se deja de aprender pero hay un momento en el que tus dedos mueven los controles de la cámara sin que seas verdaderamente consciente de ello. Mientras, tú  estás completamente disponible para dejarte sobrecoger por lo que sucede a tu alrededor. Es en ese momento en el que casi nadie tendrá algo que enseñarte. A partir de ahí, para bien o para mal, te quedas solo y dependes de ti mismo. Puedes entonces lamentarte por la inocencia perdida o dedicarte a aprovechar las infinitas posibilidades que se abren ante tus ojos. Estos eventos son una buena prueba de ello. Aquí puedes convertir a las actrices en tus modelos y la calle entera en tu estudio.



A todos los fotógrafos nos gustaría poder controlar o fabricar la luz que se derrama por nuestras escenas. No es este el caso. Toca apañarse con lo que hay. En el teatro de calle, el escenario es la propia calle y la iluminación, casi siempre, la cambiante y caprichosa luz del sol.



Es aquí dónde se aprecia lo verdaderamente importante y lo que no lo es tanto. Porque una foto, independientemente de la luz, tendrá tanta fuerza como grande sea la emoción que transmite el rostro fotografiado. 



Y porque te permitirá dedicar todo el tiempo que quieras a disfrutar de esos instantes fugaces que se escapan a nuestra limitada percepción cuando seguimos atentos el curso de una historia. Los segundos de gloria que merece el matiz de un gesto mil veces ensayado cuando lo separas de la vorágine de la acción teatral.



He sido a veces colaborador en alguna sesión fotográfica en la que se le dedica mucho tiempo y esfuerzo al maquillaje de las modelos. Me parece algo particularmente difícil. Quizá porque es una disciplina artística en sí misma de la que soy un completo ignorante. Cuando una actriz sale al escenario (que sea en la calle no quiere decir que no lo haya) ya ha pasado antes por ese proceso y se presenta ante ti con esa transformación que la introduce en parte en su personaje y que tanto agradecen las fotos.



En definitiva, todo un placer poder fotografiar a actrices que han creado su personaje y nos cuentan una historia a través de él. Que dedican su vida a algo tan difícil como es hacer visibles las emociones y los sentimientos. No le toca al fotógrafo crear la historia ni hacer que una modelo la represente. Solo tenemos que dejarnos llevar, emocionarnos con ellas y hacer click en el momento apropiado.




Termino nombrando a todas las mujeres que, sin saberlo, han prestado su imagen para este artículo. Están sacados del folleto de la Umore Azoka y de una pequeña investigación en la web. Si a alguna le llegan sus ecos y observa algún error le ruego me lo comunique. Lo corregiré ipso facto.

Nota final. Si estáis pasando este post en un ordenador, podréis ver las fotos un poco más grandes (y sin el texto que las acompaña) pinchando en cualquiera de ellas. Luego podréis ir moviendoos por todas las demás a ese mismo tamaño a través de las miniaturas que os aparecerán debajo. Uno siempre piensa que sus fotos son un poco mejores de lo que realmente son pero sinceramente creo que esta serie merece ser vista al mayor tamaño posible.



2 comentarios:

  1. La cercanía que ofrecen estos eventos es todo un lujo para este tipo de fotos, algo que difícilmente se consigue en un teatro. Sé que te gusta también ver los espectáculos, pero amigo mío si tienes la cámara al lado (ya lo hemos hablado otras veces) olvídate, la "fotoina" acelera tu pulso y jajajaj solo ves encuadres, luz, gestos etc... imagino que disfrutaste.
    Las fotos estupendas como siempre, y la selección que has hecho le da homogeneidad a la serie. ;-)

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  2. Interesante lo de la "fotaína". Te pido permiso para usar alguna vez el palabro :-)
    Tienes razón en casi todo: Me gusta mucho el trabajo de los actores y las actrices; disfruté porque disfrutas más cuando la acción teatral es tan cercana y también en que, haciendo fotos, todo corre a trompicones porque tienes que ver lo que pasa, prever lo que va a pasar y meter lo que te interesa dentro de un rectángulo (el encuadre) que a veces se te hace enorme y otras minúsculo.
    Pero no empezamos con esto ayer y la componente femenina de nuestro cerebro (esa que dicen es capaz de gestionar varias cosas a la vez) va desarrollándose cada día un poco más para que podamos hacer fotos y entender el sentido general de lo que vemos.
    Aparte de que, con los recuerdos de lo que vimos y las fotos que tomamos, podemos recuperar la historia cualquier otro día. O inventarnos una nueva.

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