Y la foto ocupó el papel

Nací, crecí y me hice mayor en un tiempo en el que el proceso fotográfico (y casi todos lo demás) eran analógicos. Hoy, la revolución digital se ha impuesto con tal fuerza en el mundo de la fotografía (y en casi todos los demás), que son contadas las personas que utilizan todavía el método analógico.
La diferencia en origen entre los dos sistemas es enorme. Con el analógico, la luz se derrama sin barreras sobre un rectángulo de emulsión fotosensible (la película). En el digital la luz cae sobre un rectángulo dividido en millones de cuadraditos (los píxeles del sensor)  y deja una señal diferente en cada uno de ellos. A partir de ahí, todo el proceso es diferente pero, al final, se obtiene de los dos el mismo resultado. Una foto.
¿Es realmente el mismo resultado? Casi. Y solo si hacemos un ejercicio de abstracción para separar la imagen (un concepto puramente intelectual) del modo de representarla. Pensad un poco:
En la fotografía analógica, la imagen empezaba su existencia cuando químicamente se la fijaba sobre un papel. Antes no era nada. Su vida estaba intíma y necesariamente unida al soporte en el que se la representaba.
Con el procedimiento digital, en cuanto disparas la cámara, ya tienes un archivo numérico que se puede mostrar como una imagen si cuentas con los medios para ello. De hecho en la pantallita de la misma cámara puedes ver una representación de ese archivo unas décimas de segundo después de que lo haya grabado en su memoria. Luego lo puedes volver ver en cualquier otra pantalla y lo puedes hacer circular por la web siendo accesible para el mundo entero. Tu imagen habrá llegado a la madurez sin haber ocupado jamás un soporte físico.
Ahora puedes decidir si conviertes tu foto en un objeto tangible (la representas sobre un papel) o no. Antes no había opción. Sin papel no había foto.




Mucho se podría hablar sobre si el procedimiento influye en el resultado. Yo creo que sí. Llevado hasta el extremo, diría que dos personas no están en el mismo sitio si han llegado al mismo destino pero lo han hecho por caminos diferentes. Ya desarrollaré más adelante esta línea de pensamiento porque tiene muchas posibilidades. Un pequeño adelanto de cómo los medios intervienen en los fines. Cuando algo que resulta difícil (la fotografía lo era hace años) se convierte en fácil (cualquiera hoy toma varias fotografías al día con la cámara de un teléfono móvil) ¿Corremos el riesgo de olvidarnos del "propósito" de nuestra acción? O dicho de otra manera. Sacamos cada vez más fotos pero ¿Sabríamos decir por qué y para qué lo hacemos?

Y este artículo se justifica porque he hecho algo que cada vez hago menos, que es llevar dos de mis fotos a papel. Para colocarlas en unos marcos y decorar con ellas una pared.

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