Cada foto, un espejo

Voy un poco bajo de ánimo (nada grave). Aviso para lectores. Esta entrada puede quedar un poco subexpuesta.

En los inicios de la fotografía, se consideraba que, por fin, se había conseguido un sistema para reflejar fielmente la realidad. Entre dicha realidad y el soporte en el que quedaba representada solo existía un artilugio (cámara fotográfica) sobre el que la mano del hombre no podía intervenir. No olvidemos que hasta la llegada de tan revolucionario ingenio, la representación del mundo corría a cargo de personas que manejaban con sus manos un lápiz o un pincel. Hoy, esta visión ha cambiado mucho. La cámara puede ser manejada de muchas maneras y casi cualquiera puede manipular con muy poco esfuerzo el archivo digital que nos entrega.
Pues bien, ni ayer, ni hoy ni mañana la fotografía podrá recoger la realidad de forma fiel por mucho que el fotógrafo se empeñe en hacerlo. Porque la aparantemente firme y sólida realidad es un concepto más bien difuso y escurridizo. Un comentario de un buen amigo a una de mis fotos en este blog me hacía plantearme esta cuestión. Una foto es un espejo. El que la crea (una vez) y los que la observan (cada vez) se reflejan en ella y construyen un mensaje que tiene mucho más que ver con las experiencias vividas y el ánimo del momento que con la imagen que la foto muestra.


Mirad esta foto. Mostradsela a alguna otra persona. Yo creo que es susceptible de ser interpretada de muchas maneras. Forma parte de una serie tomada en la ciudad de Vitoria hace unos días. En breve publicaré un artículo sobre ellas y explicaré cúal era mi estado de ánimo cuando fueron sacadas. Sin ser plenamente consciente de ello, mis neuras de ese día guiaron la elección de los motivos y los encuadres. 
No fui un espectador neutral de la realidad, solo me reflejé en ella.

Va por ti Txiki. Tu comentario me puso sobre la pista de esta reflexión.

2 comentarios:

  1. Aupa JC.

    Al hilo de tu reflexion del principio una idea: no creo que sea necesario pasar la foto con un programa de edicion para manipularla, creo que el simple hecho de encuadrar ya es convertir en subjetivo el momento que se trato de congelar. Al final pienso que es tan mentira una verdad a medias como una mentira completa.

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  2. Estoy tan de acuerdo contigo que creo que he expresado mal la idea en el artículo. Ahora está de moda discutir hasta donde se puede manipular un archivo fotográfico en un programa de edición pero no es eso lo que me preocupa.
    Lo que me preocupa es el que piensa que, cuando entrega un archivo directo de cámara (sin manipular) está entregando un trozo de realidad. Compáralo con otro archivo de otro fotógrafo, que estaba en el mismo sitio y disparó su cámara a la misma hora y verás que las imágenes de ambos pueden ser parecidas (nunca iguales) o radicalmmente diferentes porque cada persona interpreta un momento de manera diferente.
    De todos modos seguiré pensando en esto porque se me mezcla otra variable. La inocencia o la premeditación. Siguiendo tu ejemplo, se puede elegir un encuadre de forma inconsciente (porque te gusta y ya está) o porque sabes que a la mayoría de la gente ese encuadre les va a provocar el efecto que tú querías provocar.

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