Haciendo Camino por El Regato

Ahora sí. Voy a hablar del lugar por donde se desarrolló este paseo y el del artículo anterior. Son los alrededores de El Regato, un pequeño nucleo de población del municipio de Barakaldo, la ciudad donde nací y donde siempre he vivido. 
Estoy casi seguro de que la idea que se tiene de ella desde fuera, es la de una ciudad grande (verdad - 100.000 habitantes), industrial (verdad a medias - lo fue pero hoy ya no lo es tanto) y cuna de Javier Clemente, el entrenador de futbol (verdad - sin interés en el tema que nos ocupa). Con esta  visión, cuesta imaginar que una parte de su territorio (Barakaldo es un municipio muy extenso) presente muy baja densidad de población y que aún se conserven reductos de espacio natural poco degradado o en proceso de recuperación.
Así son, por diferentes motivos, los alrededores de El Regato. Una joyita verde que merece la pena ser paseada con calma. No conozco muchas actividades en las que puedas poner los 5 sentidos a disfrutar. Si tenéis dudas sobre como entran en juego el gusto o el tacto durante un paseo por el bosque en primavera os diré que me comí dos exquisitas fresas silvestres y que ese agradable frescor húmedo bajo los árboles nos entra (al menos a mí) por la piel.

 Me gustó esta escena. Las formas, la textura y el color del tronco desgarrado en contraposición con la exhuberancia del fondo de hojas.

 Símbolos de primavera. 
Cuando llevas un objetivo macro como con el que ha sido sacada esta foto tienes que moderarte. Si empiezas a sacar todas las flores que resultan atractivas en las distancias cortas, puedes caminar a velocidades cercanas a los 10 metros/hora. Está iluminada muy ligeramente con luz lateral de flash (activado con disparador remoto). Mi flash y uno de los tres disparadores remotos que tengo son fundamentales en la mochila. Vaya a donde vaya y a la hora que vaya.

 Aquí se les llama enánagos. Fuera de aquí luciones. Curioso animal. No es de la familia que parece ser y tiene hábitos diferentes a los que se esperaría en una especia de sangre fría.
Dicen que para fotografiar a niños hay que agacharse,  ponerse a su altura. Ese mismo concepto parece que a veces funciona llevado al extremo (para animales que se arrastran, tirate al suelo). De todas las fotos que le hice esta es la que mas me gusta ¿Quién no se ha "arrastrado" alguna vez para conseguir lo que quería?

 Un cuco.  Jamás había visto uno. Les había oído cantar pero no sabía ni como erán. Qué emoción cuando le tenía en el visor y de repente hincha el pecho y se oye el cu-cu.
Este es todo el mérito que tiene la foto. Está sacada con un 70-300 (equivalente a un 140-600  en mi cámara Olympus) al máximo de focal. El objetivo no es de gama alta y da buenos resultados pero, cuando hay que exprimir mucho al conjunto objetivo/fotógrafo, se echa en falta un poco más (de fotógrafo claro).

A f22 ¿Por qué un diafragma tan cerrado? Porque también tiene flash lateral (¿he dicho ya alguna vez que me gusta llevar el flash?) y quería sacar esos destellos tan bonitos que solo salen con valores f superiores a 16. Además, con la luz que había, necesitaba también el flash para congelar la gota (caían bastante más rápido que lo que la foto invita a pensar).

2 comentarios:

  1. El Regato. Tan lejos y tan cerca. Voy a retomarlo.
    Iremos a la Cueva de los Elefantes. Niños y adultos. Qué recuerdos.
    Animate a fotografiarla.Descubrirás que el miedo solo es un invento de nuestra mente.
    ¿Hay miedos mayores que transitar por una cueva?. Transitar por la vida. Pero sin arriesgar no somos nada.

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  2. Hola Anónimo. No sabía quién eras y con este comentario empiezo a descubrirlo.

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